Seguidores

martes, 3 de noviembre de 2015

S.O.S. Lobitas.Articulo completo.

Hoy me ha remitido Alejo Carballeira Ocaña, Catedrático de Ecología , Grupo ECOTOXICOLOGÍA, Facultad de Biología, Unv. de Santiago de Compostela, el articulo completo que fue publicado por La voz de Galicia hace unos días, al cual le hicieron un resumen del cual se saca una visión equivocada de la que su autor releja en el mismo.
Os dejo a continuacion el articulo completo merece la pena leerlo y luego lo que hicieron con él en La Voz de Galicia, se parece por casualidad como diria el otro.

S.O.S. Lobitas.
Desde enero de 2015 se vienen aplicando medidas de emergencia para la protección de las poblaciones de lubina del Atlántico medio norte europeo (Irlanda, UK y Canal) y actualmente la UE se está planteando tomar decisiones para proteger a las poblaciones del resto de Europa. La raíz de la toma de decisiones está en determinadas características biológicas y conductuales de esta especie.
Dicentrarchus labrax (Linn. 1758) es el nombre científico de la lubina, robaliza, róbalo, seabass, etc., aunque a mí me gusta llamarla “lobita” (loup de mer en francés). El nombre vernáculo en griego es lavraki que expresa: “la suerte percibida por un pescador que atrapa este pez”. Esta expresión se debe a que la lubina es hermosa, astuta y luchadora, de ahí su gran interés deportivo, y por su sabor único, suntuoso y delicado que es muy apreciado en la cocina. Es tan hermosa como delicada, deteriorándose fácilmente si no se pesca con anzuelo.
Esta especie soporta un amplio rango de salinidades (eurihalina). Por ello, su hábitat se extiende desde aguas libres costeras, a más de 100 metros de profundidad, hasta los estuarios y las desembocaduras de los ríos. De adulta se alimenta fundamentalmente con invertebrados (crustáceos, cefalópodos) y peces. Su hábito alimentario es diurno y despliega gran actividad trófica al amanecer y al atardecer.
Es un pez de crecimiento lento y larga vida, pudiendo superar el metro de longitud y los 15 kilogramos de peso, para lo que necesita vivir más de 15 años. Aunque es euriterma (soporta temperaturas entre 5 y 28ºC) la velocidad de crecimiento y la madurez sexual dependen en gran medida de la temperatura, desarrollándose bien a partir de los 18 ºC y rápido a partir de los 23 ºC. En nuestras costas atlánticas tarda una media de 4 a 5 años en alcanzar la madurez sexual y se reproduce una vez al año. Pocas robalizas alcanzan la madurez sexual a los 42 centímetros y escasas con la talla mínima legal de 36 cm. Solo si la talla mínima legal fuera de 48 cm la mayoría tendría la oportunidad de madurar y desovar al menos una vez antes de ser capturada. La fertilidad aumenta significativamente con el tamaño, de forma que una robaliza de 80 cm produce más de 14 veces la puesta de una de 40 cm. Así, el tamaño de la puesta si pesa unos  800 gramos ronda los 230.000 huevos, alcanzando los 3,3 millones cuando pesa 6 kg. Es decir, con la edad se hace más fértil, de más calidad es la puesta y, en consecuencia, más contribuye en la formación de la generación siguiente. A pesar de estas cifras no se considera una especie prolífica, por lo que tarda en madurar y por realizar una sola puesta al año. El déficit de puesta puede compensarlo parcialmente aumentando el potencial reproductivo gracias a que es una especie hermafrodita protándrica, es decir, son machos al nacer hasta que con la edad la mayoría se convierten en hembras maduras (lubinas). Algunos individuos actúan toda su vida como machos (róbalos). Como en todas las especies ovíparas la mortalidad natural es intensiva en las primeras etapas de vida.
Para que la fecundación sea efectiva, antes de realizar la puesta, las lubinas se reúnen formando grandes cardúmenes en determinadas áreas, conocidas como zonas de reproducción. La duración y las fechas del período de agregación dependen de las condiciones ambientales ocurridas en cada zona, pero suele darse entre principios de invierno y la primavera, aunque puede extenderse hasta junio.
Para gestionar y predecir adecuadamente como va a evolucionar la población de una especie en explotación es fundamental conocer año a año como evoluciona el stock de la biomasa reproductora y la tasa de mortalidad (natural o debida a la pesca). Los científicos poseen métodos de muestreo que permiten estimar el tamaño y la calidad del stock con cierta precisión. La tasa de mortalidad por captura se obtiene a partir de los registros de los desembarques. El problema reside en qué medida estos registros son fiables, pues las estadísticas oficiales pueden desviarse significativamente de la realidad. En algunos casos se comprobó que se registraba menos del 20% de las capturas reales. Esto es debido a que la normativa de muchos estados de la UE no recoge de manera explícita la obligatoriedad de declarar todo tipo de desembarques y que el esfuerzo pesquero es difícil de cuantificar por ser habitualmente una pesca minoritaria y difusa. Por ejemplo, en UK la pesca de lubina recae fundamentalmente en embarcaciones de menos de 10 metros, las cuales no tienen que declarar o anotar capturas inferiores a 50 kilogramos.  
Las asociaciones de pescadores deportivos y grupos ecologistas de toda la UE, por mediación de la Comisión de la UE, consiguieron persuadir a los Estados miembros para que aceptaran una serie de medidas de emergencia dirigidas a salvar la población de lubina a aplicar en el año 2015 al norte del Golfo de Vizcaya. Una de ellas es la prohibición de la pesca de arrastre pelágica durante el período de agregación (de 1 enero a 31 de abril). La idea principal es proteger la población antes y durante el desove para asegurar la puesta y, secundariamente, conseguir una reducción de un 25% de las capturas totales. Otra medida importante fue reducir el cupo de capturas para la pesca deportiva a tres piezas por pescador y día, y limitar la captura mensual de los buques durante el resto del año según cada arte de pesca. Dado que en poblaciones fuertemente explotadas el porcentaje de hembras que se reproducen por primera vez es una parte fundamental del stock reproductor, se decidió aumentar el tamaño mínimo de referencia legal a 42 centímetros, tanto para la pesca comercial como la deportiva. Además, Irlanda dictaminó el cierre (el 31 de diciembre de 2015) para toda la pesca comercial de lubina en aguas de su competencia y UK no descarta imponer medidas específicas en 2016 si la UE no actúa correctamente.
De momento no sabemos la repercusión de las medidas de emergencia tomadas para el 2015, ni si se mantendrán, reducirán o endurecerán en años venideros. El pronóstico más optimista -elaborado por el Comité Científico, Técnico y Económico de la Pesca (CCTEP) y la Comisión de la UE- es que los recortes reducirán alrededor del 40% de los desembarques medios “reconocidos” en la zona afectada para el período 2010-2013 (de 5.668 a 3.465 toneladas). Sin embargo, según el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES), con esta reducción aún se estaría muy lejos de conseguir la explotación sostenible de esta especie. Para evitar la necesidad de instalar la veda total, ICES advierte que sería necesario que este año se redujeran las capturas el 80% (1.155 toneladas) y que en 2016 se mantenga la veda durante el período de desove y se reduzcan las capturas a 541 toneladas (1).
Además de tomar medidas de emergencia, es recomendable diseñar un plan de vigilancia continuo -con una toma de datos precisa sobre stocks, capturas y otras características poblacionales- que permita realizar una buena gestión a largo plazo de las poblaciones de lubina. En esta situación, es completamente insostenible permitir la extracción y venta comercial de una especie a punto de desovar. Por ello, se debería establecer la veda durante el período de agregación y puesta ajustado a las condiciones ambientales de cada región, indicando las fechas del período y las zonas prohibidas año a año.
Frente a un recurso con tan alto valor deportivo y culinario, sobre todo si la población está en peligro, solo se debería permitir la pesca con métodos sostenibles, con anzuelo en línea, caña o palangre. Únicamente de esta forma se puede limitar las capturas a las tallas establecidas, asegurando la oportunidad de madurar y desovar al menos una vez en su vida a cada lubina antes de ser capturada, y evitar los descartes al poder liberar la presa con una alta esperanza de supervivencia. Si se permitieran otras artes de pesca comercial es inexcusable aumentar el tamaño de la malla de la red y establecer cupos por campaña para todo el esfuerzo pesquero y diarios por embarcación (e.g. máximo 1,5 toneladas por embarcación y día). Mientras los primeros garantizan la sostenibilidad de la población, los segundos, administran la explotación equitativa del recurso entre embarcaciones y evitan la tentación de utilizar sistemas de captura inadmisibles, por poco sostenibles o incluso prohibidos, cuando se localizan  cardúmenes copiosos. Cuesta entender que existan límites admisibles de captura de especies pelágicas muy abundantes como sardina, jurel, xarda, etc., y no existan para especies minoritarias, más nobles y económicamente mucho más valiosas por sus características culinarias y deportivas como la lubina o el sargo.
Salvar del colapso a la población de lubinas es salvar puestos de trabajo en el sector comercial y de la pesca recreativa. En Francia y UK la pesca deportiva, con la robaliza como especie emblemática, tiene una repercusión económica muy superior al sector comercial (2). Es necesario tener en cuenta que más del 80% (alrededor de 100.000 toneladas al año) de las lubinas consumidas en la UE proceden de piscifactorías, como las instaladas en aguas de Andalucía, Canarias o Galicia. Quizás estos dos aspectos expliquen la diligencia mostrada esta vez por la Comisión Europea en establecer medidas de emergencia para la protección de esta especie.
Por último, aunque la disposición de momento no nos afecta(3) , ante la manifiesta reducción mantenida de los stocks durante los últimos años, la administración debería  tomar medidas preventivas antes de llegar a una situación crítica de la población ibérica de nuestra icónica lubina. En este sentido, vigilar y hacer cumplir la ley poniendo multas, incluso castigos ejemplares, es necesario pero no es suficiente para proteger una especie. Pues de poco sirve poner multas, a algunos mal llamados  “pescadores deportivos”, por depredar ejemplares de lubina inmaduros, si no existen límites de captura para la pesca comercial. Es necesario subrayar que poner límite a la pesca comercial no es sinónimo de pérdida de poder adquisitivo. La cotización de un bien apreciado como la lubina silvestre responde claramente a la ley de la oferta y la demanda. Todos conocemos ejemplos de caída de precios brutales en lonja, de 20 a 2 € por kilogramo, cuando se desembarcan de forma esporádica toneladas de róbalos.
El dicho “es mejor prevenir que curar” es muy apropiado al caso de la lubina y esperemos que así se proceda por parte de todos los sectores implicados -administración, pesca comercial, pesca deportiva, grupos ecologistas y la sociedad en general- para conseguir que su explotación sea sostenible.

(1) _ ICES (2014) considera que si no se toman medidas urgentes, el stock de lubina silvestre en el Mar del Norte, Canal, Mar Celta y Mar de Irlanda puede caer desde el máximo registrado en los últimos 30 años (16.000 toneladas en 2010) a menos de 5.000 toneladas en 2016. Por debajo de las 5.000 toneladas la capacidad reproductiva de esta población se vería severamente limitada y el riesgo de colapso sería muy elevado.

(2) _ Se considera que el 25% de la extracción en Francia y UK es debida a pesca deportiva. Francia cuenta con 1,3 millones de pescadores que realizan 9 millones de desplazamientos al año y gastan 530 millones de euros en equipo, viajes y barcos. UK cuenta con 900.000 pescadores que invierten 1,6 billones de € en pesca deportiva, la cual mantiene unos 10.400 puestos de trabajo equivalentes. 

(3) _ La Comisión UE ha solicitado asesoramiento científico sobre las dos poblaciones de lubina del sur, en aguas ibéricas y el golfo de Vizcaya antes de proponer medidas de protección, como aumentar el tamaño mínimo legal a 42 cm. 

Ahora os dejo el recorte con dos vuelta de lo que le hizo la periodista en cuestiones al articulo completo.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/maritima/2015/11/02/biologos-rescate-lubina-salvaje/0003_201511G2P23991.htm

Que la lubina salvaje es un bien escaso lo dice el precio que esta luce en la etiqueta del expositor de la pescadería. No es una situación exclusiva de Galicia, ni mucho menos. De hecho, el drástico descenso de las poblaciones de esta especie ya ha obligado a la Comisión Europea a adoptar medidas de emergencia y, entre otras restricciones, limitar la pesca tanto a los marineros profesionales en el Reino Unido, Irlanda y aguas del Canal de la Mancha, como a los pescadores deportivos, que desde enero pasado solo tienen autorización para capturar tres piezas por persona y día.

La situación es tan crítica que, al margen de las medidas dictadas por Bruselas, Irlanda ya decidió prohibir la pesca comercial de lubina en aguas de su competencia, y Reino Unido no descarta aplicar el año que viene más restricciones por su cuenta y riesgo si considera que las que dictan desde la UE no son suficientes o no son las más adecuadas, según su criterio.

Resultados inciertos.

Por el momento se desconoce el impacto que tendrán sobre los stock de lubina las acciones de emergencia, y ni siquiera si se van a mantener o endurecer en próximos ejercicios. Pero, según cálculos de la propia Comisión, las medidas adoptadas reducirán alrededor del 40 % de los desembarques medios reconocidos en la UE (de 5.668 a 3.456 toneladas). El problema reside precisamente en ese reconocidos. Según Alejo Carballeira, catedrático de Ecología de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), para gestionar y predecir la evolución de la población es fundamental conocer cómo progresa la biomasa reproductora y la tasa de mortalidad, natural y por pesca. Esta última se calcula a partir de las estadísticas de desembarcos y «en algunos casos se comprobó que se registraban menos del 20 % de las capturas reales». Y no siempre por ocultar datos, como a veces se reprocha a la flota, sino porque la normativa de muchos Estados no obliga a declarar el desembarco. Es el caso del Reino Unido, donde los buques de menos de diez metros no tienen que anotar las capturas inferiores a 50 kilos y ahí se pierden muchas toneladas.

Los biólogos del ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar) rebajan el optimismo de Bruselas y advierten de que, a pesar de esa drástica reducción de las capturas -gracias a la veda impuesta para el arrastre pelágico durante la época de desove, la limitación de capturas y el aumento de la talla mínima de 36 a 48 centímetros-, se estaría todavía muy lejos de conseguir la explotación sostenible de la especie y para esquivar la necesidad de imponer una veda total, el ICES calcula que habría que reducir un 80 % las capturas, hasta quedar en 541 toneladas y, por supuesto, mantener la veda durante la reproducción de la especie.

Sin restricciones.
Por ahora, las aguas gallegas se han librado de las duras restricciones impuestas a la pesca de la lubina salvaje. Pero Carballeira, desde la USC, apela a la responsabilidad de sector y Administraciones y recomienda que se adopten medidas preventivas «antes de llegar a una situación crítica de la población ibérica de nuestra icónica lobita», como el catedrático prefiere referirse a la robaliza, adoptando el apelativo derivado de su denominación francesa: loup de mer.

El ecólogo de la USC aboga por trasladar a aguas gallegas los límites a la pesca comercial y deportiva impuestos en Irlanda, Francia y el Reino Unido. «Vigilar y hacer cumplir la ley poniendo multas y castigos ejemplares es necesario, pero no suficiente, porque de poco sirve si se pescan ejemplares inmaduros, ovados o si no se limita la captura», explica Carballeira, al que le cuesta entender que haya cupos para la sardina, jurel o la xarda y no para especies menos abundantes y económicamente más valiosas por sus características culinarias y deportivas, como la lubina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario